Se consideran costes externos de la energía los costes de éstas traspasados a terceros, que no los asume ni el vendedor ni el comprador, sino un tercero perjudicado (una persona que enferma, un ayuntamiento que debe hacer frente a la contaminación producida por la explotación de una fuente energética, etc.)
Entre estos costes externos, hasta ahora no incluidos en su totalidad en el coste de kWh, se encuentran:
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Costes a las personas
Costes de salud - Enfermedades leves
- Enfermedades graves
- Degeneraciones genéticas
Costes medio ambientales
- Daños en la flora
- Daños en la fauna
- Cambio climático
- Costes a largo plazo debido al agotamiento del propio recurso energético (que no podrá ser usado por generaciones venideras)
Subsidios
- A la investigación y desarrollo I+D
- A la inversión
- Otros
Costes imputables a la probabilidad de guerras
- Gastos militares
- Gastos en seguridad
- Proliferación de combustibles nucleares
- Costes de contaminación radioactiva
- Costes psico-sociales
- Desplazamiento poblacionales (en la construcción o por accidente)
- Problemas psicosomáticos
El problema reside en la dificultad de cuantificar gran parte de estos costes indirectos y de asignarles un valor monetario. Por ejemplo, hasta ahora se ha podido determinar, con más o menos exactitud, por medio de complejas simulaciones y medios informáticos, la elevación de temperatura debida al cambio climático. Sin embargo, el nivel de daños causado por el mismo, y su costo, ha sido imposible de evaluar.
Otro aspecto interesante del “coste de la energía” se refiere a la “destrucción” y “creación” de empleo que el uso de las mismas lleva implícito (número de empleos y calidad de los mismos) Si se considera que el empleo es un valor por si mismo, no cabe duda que las energías renovables presentan un valor añadido frente a las convencionales (uranio, petróleo, gas y carbón). Y ello es tanto más cierto, si se pretende crear empleo en los países más pobres del planeta.
Varios trabajos llevados a cabo indican que los “beneficios sociales” de las energías eólica y solar, medidos en términos monetarios, hacen comparables los costes de estas a los precios de la energía convencional.
En otras palabras, si al precio del coste convencional (obtenido a partir del carbón, petróleo o uranio) se le añaden los principales costes externos (no todos), su precio sería más elevado que el kWh producido con energía eólica y solar.
En una economía de mercado, el problema del reparto de recursos escasos en usos competitivos se resuelve por medio de los “precios del mercado” de los diferentes recursos. Lo lógico es que el coste de cada recurso se elabore contemplado todos los costes del mismo, tanto internos como externos. Pero hasta ahora, los costes totales de la energía no están reflejados en los precios del mercado, en la medida en que estos no asumen los costes externos, que son traspasados a terceros.
La no consideración de los costes de la escasez de los combustibles fósiles ha estado desplazando tal sumando a las generaciones venideras. La “baratura” de ayer la estamos pagando a “alto coste” y mucho más por las generaciones venideras.
Nota actualización 14-nov-2019:
Hace 15 años se comenzo a legislar en España un modelo de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero que se regulo con la Ley 1/2005, de 9 de marzo y tenía como medida fundamental el fomentar la reducción de emisiones de CO2 en los sectores industriales y de generación eléctrica. En la actualidad, este régimen afecta a casi 1.100 instalaciones y a un 45% de las emisiones totales nacionales de todos los gases de efecto invernadero. Hay una lista de instalaciones afectadas por el régimen de comercio de derechos de emisión en el período 2013-2020 en España y la correspondencia entre los códigos utilizados para la identificación de las mismas, se encuentra disponible en el siguiente documento (versión de junio de 2017). Fuente Ministerio para la Transformación Ecológica.
Lo triste es que por ahora el modelo tiene más repercusión en los ciudadanos que en la industria, que se resiste (de hecho en la lista mencionada arriba hay muchas empresas que están pero figuran como excluidas) a llevar a cabo un cambio de modelo más rápido que nos beneficie a todos.
Los precios actuales de la energía, especialmente las no renovables, están todavía muy por debajo de su costo real. Por lo que seguimos haciendo un consumo excesivo de éstas, lo que sigue creando graves problemas y lo serán aún más graves para las generaciones futuras sino llevamos a cabo un cambio de modelo energético real.
La diseminación de una tecnología de producción energética está íntimamente relacionada con el precio de la energía producida. Por eso las energías renovables, como la eólica y la solar, debido a los bajos y ficticios precios de las energías convencionales del carbón, petróleo y nuclear, han visto frenado hasta ahora su desarrollo, pero eso ha cambiado al caer los precios de la producción de fotovoltaica, pese al empeño de algunos descerebrados de imponer medidas para frenar esa realidad imparable.
Nota actualización 14-nov-2019:
En este enlace - ESTADISTICAS EERR EN UE - se pueden ver las estadísticas recientes sobre las fuentes de energía renovables en la Unión Europea (UE). Entre las fuentes de energía renovables cabe mencionar las siguientes: la energía eólica, la energía solar (térmica, fotovoltaica y térmica de concentración), la energía hidroeléctrica, la energía mareomotriz, la energía geotérmica, la energía térmica ambiente capturada por bombas de calor, los bio-combustibles y la parte renovable de los residuos.
Los “beneficios sociales” de las energías eólica y solar, medidos en términos monetarios, hacen comparables los costes de estas a los de las energías convencionales, hoy en día las energías renovables están entrando en el riesgo de convertirse en un bien que en manos de modelos económicos especulativos pierdan ese valor de social y dejen de ser realmente competitivas para los usuarios finales. Por ello ello es responsabilidad de los gobiernos facilitar el acceso a modelos distribuidos frente modelos concentrados de generación que eviten la perdida de esa ventaja de las energías renovables, así mismo las grandes empresas de la industria de la generación tienen que revaluar sus modelos de negocio e innovar para hacer negocios orientados a mejorar la calidad de vida de sus clientes en vez de modelos de negocios sólo centrados en el beneficio puro y duro.
No podemos permitir que se juegue con la energía y el agua, ya que son los dos pilares sobre los que se sustenta la vida de todos los habitantes de este planeta.